El precio del limón se ha convertido en un producto casi inalcanzable para muchas familias y comerciantes culpan al clima de violencia en Michoacán, estado con una importante producción del cítrico.
En Los Mochis, en puestos de mercados y en tiendas de autoservicio el limón alcanzó hace unos días hasta cerca de los 100 pesos por kilo. “En algunos lugares el limón está más caro que el camarón”, dijo una ama de casa.
En Pescadería Robles el limón se cotiza en 87 pesos por kilo, más caro que 75 gramos de filete de cochito, especie preferida para preparar ceviche de pescado y que cuesta casi 82 pesos.
En algunos locales del Mercado Juárez de Los Mochis confirmaron que el limón está a 90 pesos el kilo. “El problema es la gente mala de Michoacán, que son los que están negociando el precio”, dijo una de las comerciantes.
Dijo que al consumidor no le queda de otra más que comprar menos, solo lo que van a ocupar, ya no por kilos, sino cuatro o cinco limones.
En la llamada “tierra caliente”, productores de limón y aguacate han denunciado amenazas y extorsiones por parte de grupos criminales, quienes se han apoderado de la comercialización de estos productos.
Los huertos de limón ya no pertenecen a los productores, ahora es el crimen organizado quien ha tomado el control, al grado muchas hectáreas del cítrico han desaparecido. “Son ellos los que tienen todo el control del limón”, aseguró un productor de Michoacán.
El mercado del limón se lo disputan los “Caballeros Templarios” y “Los Viagras” quienes le han puesto precio a la producción y que presionan a los dueños de los huertos para que los dejen manejar el negocio.
Los delincuentes reciben hasta 2 pesos por kilo por parte de productores y empacadores, lo que representa 2 mil pesos por tonelada de limón.
Solo en el valle de Apatzingán se cortan 500 mil hectáreas al año, lo que representa mil millones de pesos al año, que se lleva el crimen organizado.
Recientemente se confirmó la muerte de 3 jornaleros agrícolas dedicados al corte de limón en Tepalcatepec, Michoacán. Sus cuerpos estaban entre la yerba con las manos atadas a la espalda. “Ese es el precio que paga quien se niega a trabajar para los delincuentes”, dijeron.
Las autoridades se han vuelto omisas y se han negado a intervenir, mientras la población paga las consecuencias con productos casi inalcanzables, como en esta ocasión, donde el kilo de limón se ha cotizado muy alto la mayor parte del año en Sinaloa.
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