Una funeraria de Los Mochis fue sitiada por militares tras revelarse que el hombre que apareció asesinado en Choix era José Noriel Portillo, alias “El Chueco”, acusado de asesinar a dos sacerdotes jesuitas en Chihuahua y por quien las autoridades ofrecían una recompensa millonaria.
En el lugar se dieron cita también autoridades de Sinaloa y Chihuahua para llevar a cabo las diligencias que obliga la ley en estos casos, principalmente la identificación de los restos por parte de familiares y la toma de muestras para la realización de las pruebas de ADN para confirmar su identidad.
Al lugar acudió Diana Carolina Portillo, hermana de José Noriel Portillo, quien identificó el cuerpo, sin embargo, la Fiscalía de Chihuahua informó que esperará el resultado del ADN para certificar que se trata de él.
El fiscal de Chihuahua, César Jáuregui, dio a conocer que aunque la hermana identificó el cuerpo, la Fiscalía no puede dar por confirmada su identidad hasta que se tenga el resultado de las pruebas científicas que acrediten que el cuerpo encontrado en Choix es el del “Chueco”.
Cabe recordar que el pasado 18 de marzo, en Picachos Choix, fue localizado un hombre asesinado. El sujeto tenía un balazo en la cabeza.
A la funeraria Moreh, ubicada en Los Mochis, acudió el director de la Agencia Estatal de Investigación, Arturo Zuany, el licenciado Francisco Sainz y gente de Inteligencia Militar que habían venido trabajando en la investigación para dar con el paradero de “El Chueco”.
Cabe recordar que el pasado 21 de junio de 2022, los padres jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín Mora Salazar fueron asesinados dentro de la iglesia de San Francisco Javier ubicada en la comunidad de Cerocahui, en la Sierra Tarahumara del estado de Chihuahua.
En respuesta a estos hechos, la comunidad Jesuita dio a conocer a través de un comunicado que la muerte del “Chueco” de ninguna manera puede considerarse como un triunfo de la justicia ni una solución al problema de violencia en la sierra Tarahumara.
“Por el contrario, la ausencia de un proceso legal conforme a derecho con relación a los homicidios implicaría un fracaso del Estado mexicano frente a sus deberes básicos y confirmaría que en la región las autoridades no detentan el control territorial”, expresaron.
Pese a ello, los Jesuitas aclararon que seguirán trabajando en la sierra Tarahumara y en todas las regiones donde tienen presencia para que haya paz, justicia, derechos humanos y reconstrucción del tejido social.
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