Héctor Islas López, aquel juego ‘sin hit ni carrera’

El cronista deportivo Héctor Islas López, hijo de don Julio Islas y doña Rosario Clementina López que había nacido a las nueve de la noche del sábado 17 de diciembre de 1938 en un rustico cuarto con paredes de maderos secos de pitahaya y techo de tierra en medio del monte, donde actualmente se ubican las instalaciones del periódico ‘El Debate de Los Mochis’, fue durante 31 temporadas, Cronista Oficial del equipo de beisbol ‘Cañeros de Los Mochis’ junto con otro Sinaloense Ilustre; Octavio Ibarra Cota, ambos trascendieron a la inmortalidad.

LA LIGA DE LA COSTA

En noviembre de 1947, Héctor Islas López tenía 9 años cuando su padre Julio y su tío Rosario Islas lo llevaron por primera vez a ver un juego de beisbol de la Liga Mexicana del Pacifico, entre los equipos, ‘Trigueros’ de ciudad Obregón contra ‘Cañeros de Los Mochis’ que se llevó a cabo en el viejo estadio ‘Iturbide’.

A partir de ese día, muy cerca de las tierras de cultivo del ejido ‘Francisco Villa’, aquel niño empezó a jugar beisbol con su padre y con sus hermanas Guadalupe y Blanca Julia mientras que su señora madre les ‘echaba porras’.

En noviembre de 1952, cuando Héctor tenía 14 años y trabajaba como peón plantando y deshierbando las plántulas de tomate en el campo de don Miguel Ángel Fox, a casa de los Islas López en el ‘Campo 3’, llego la señora Lupita Barrera, dueña de la ‘Botica del Pueblo’.

Iba acompañada por don Héctor Villanueva, concesionario de la compañía ‘Remington Rand’, una firma dedicada a la venta de máquinas de escribir, maquinas sumadoras y mobiliario para oficinas.

Don Héctor Villanueva que era yerno del árabe libanés don Salim Hallal, le ofreció trabajo como mandadero y conserje de aquel negocio que estaba ubicado por la calle Sonora, que en la actualidad es la calle Obregón.

Para Héctor Islas López, ese trabajo fue la puerta de escape, del pesado trabajo como peón agrícola que había desempeñado desde niño.

Cuando Héctor Villanueva inauguró la empresa ‘Remington Rand’, le pidió a don Pancho Pérez Alvarado que el evento fuera trasmitido por la radiodifusora XECF ‘La voz del valle de El Fuerte’.

Fue durante esa trasmisión de radio donde el jovencito de 14 años conoció a los locutores ‘estrella’ de la radiodifusora, Julio Manuel Zamarripa y Evaristo Fregoso Ureña que fueron los conductores y a quien fue el técnico de la radio y encargado de los enlaces, mi tío Jesús ‘chuy’ Sierra, orgullosamente de Chinobampo, El Fuerte. Meses después las instalaciones de aquella pequeña empresa se incendiaron reduciéndose a cenizas.

Un mes después, don Leobardo Moreno instaló un taller de reparación de máquinas de escribir en el callejón Juan de la Barrera y contrato a Héctor Islas. En ese trabajo, Islas López aprendió con destreza a reparar máquinas de escribir.

LANZÓ UN JUEGO ‘SIN HIT NI CARRERA’

Con su primer salario, aquel jovencito le compró a un empleado de Telégrafos de México al que apodaban, ‘el chino’ Millán, un guante de beisbol usado, por el cual pago 50 pesos y con el empezó su carrera como beisbolista amateur, enlistándose en equipos ejidales, hasta que al llegar al equipo del ejido ‘Mexico’ donde jugaba como jardinero, le robaron aquel guante.

Luego del robo, el mánager del equipo del ‘Ejido Mexico’ lo ‘banqueo’, y terminó por salir del equipo.

Fue cuando Héctor Islas que tenía apenas 16 años, pidió la oportunidad de jugar beisbol con el equipo de ‘Impresora Royal’ de Los Mochis. El mánager era don Roberto Patiño, quien fuera abuelo de Cristian Patiño, ex delantero del equipo de futbol ‘América’ en la primera división.

¿Qué posición juegas muchacho? Preguntó el mánager don Roberto Patiño, ‘Pitcher’, respondió Héctor sin pensarlo dos veces a pesar de que solo había jugado como jardinero. Tuvo que mentir para que lo aceptaran en el equipo.

‘Te vienes temprano porque en la tarde te voy a mandar a pichar’, le avisó el mánager.

Aquel muchacho de 16 años lanzó un juego casi perfecto, con un gran control de sus lanzamientos durante las nueve entradas. Los integrantes del equipo ‘Valle Verde’, no supieron descifrar los lanzamientos de aquel jardinero ‘amateur’ metido a pitcher gracias a una mentira.

Al final ni el mismo mánager, ni sus compañeros del equipo ‘Imprenta Royal’ y menos los adversarios del equipo ‘Valle Verde’ lo creían, Héctor Islas López les había tirado un juego sin hit ni carrera, dejándolos ‘regados’ en el ‘terregal’ del estadio ‘Iturbide’ con el marcador 2 a 0.

EL ‘MARALÁ’ HALLAL

Héctor renunció al trabajo de reparación de máquinas de escribir de don Leobardo Moreno y consiguió trabajo con don Héctor ‘el maralá’ Hallal.

El árabe libanés era concesionario de productos de oficina, máquinas de escribir, maquinas sumadoras y tenía su empresa por la calle Sonora, actualmente conocida como Álvaro Obregón.

Un día, ‘el maralá’ lo envió a reparar unas máquinas de escribir a la Escuela de Contabilidad y Secretariado del profesor King, un sudcaliforniano que era primo de don Francisco King, concesionario de la radiodifusora XENT ‘Radio La Paz’.

Héctor Islas realizó un trabajo tan profesional, que King lo recomendó con el profesor Óscar Moreno Rivas, director de la Academia Comercial ‘Webster’.

Se empezaba a configurar su destino. Héctor soñaba con estudiar en ‘la Webster’.

ÓSCAR MORENO RIVAS

Cuando Héctor Islas llegó a la escuela ubicada por la calle Aquiles Serdán, la Academia Comercial ‘Webster’, el profesor Óscar Moreno Rivas pensó que aquel muchacho estaba muy jovencito para reparar 30 máquinas de escribir pues apenas tenía 17 años

Óscar era hermano de don Manuel Moreno Rivas quien fue profesor en el colegio marista, pionero de la radiodifusión como locutor en la radiodifusora XEOX de don Felipe García de León ‘felipón’, locutor en la XECF ‘La voz del valle de El Fuerte’ y luego fundo el periódico ‘El Debate’ de Los Mochis. Los hermanos Óscar y Manuel Moreno Rivas serian ‘antorchas’ que iluminaron el camino de Islas López.

CAMINO A LA XECF

Las máquinas de escribir quedaron como nuevas, dijo el director de la Academia Comercial ‘Webster’, dime muchacho, ¿cuál es tu perspectiva en la vida? -Yo tengo dos sueños-, respondió Héctor Islas, ser locutor y titularme como Contador Privado aquí en la academia ‘Webster’.

‘Yo te voy a ayudar’, ‘Pancho Pérez, el dueño de la XECF es mi compadre, voy a hablar con él para que empieces a hacer prácticas en cabina y cuando quieras empezar a estudiar para Contador Privado, las puertas de mi academia están abiertas’, precisó Moreno Rivas.

En el mes de marzo de 1955, Héctor Islas López llegó a la esquina de las calles Vicente Guerrero y Álvaro Obregón, esquina donde estaba ubicada la radiodifusora XECF ‘La voz del valle de El Fuerte’ actualmente conocida como ‘Radio Mexicana’.

Afuera estaba don Manuel Ceferino Pérez Alvarado ‘el pinini’ platicando con una persona. ¿Se te ofrece algo muchacho? -Vengo a ver a don Pancho Pérez-, respondió Héctor Islas.

‘Pancho anda a la ciudad Mexico, pero vente en la noche, te va a atender Evaristo Fregoso’, respondió el padre del Ing. Manuel Francisco Pérez Muñoz.

Esa noche por indicaciones de don Evaristo Fragoso, aquel muchacho empezó a realizar sus prácticas, simultáneamente entraron a realizar sus prácticas en esos meses Alfredo ‘el güero’ Hays, Gilberto Cruz, Armando Tirado, Germán Rivera Nieblas y Alberto Guerrero.

Héctor Islas empezó en la radiodifusora como practicante pero continuó jugando con diversos equipos de beisbol de la liga ‘Clemente Grijalva’, algunas veces como jardinero, otros equipos lo requerían por su bien ganada fama de pitcher y realizando trabajos de reparación de máquinas de escribir.

Héctor Islas López estudiaba en la Academia Comercial ‘Webster’ la carrera de Contador Privado. Empezó a hacer prácticas para llegar a ser locutor en la radiodifusora XECF ‘La voz del valle de El Fuerte’ de don Pancho Pérez Alvarado.

Sus padres doña Rosario Clementina López y don Julio Islas veían con orgullo la superación de su hijo y además aquel jovencito había conocido a una muchacha muy risueña, María Concepción Valenzuela.

Pero esa historia se las relataré en la próxima entrega.

OÍDO POR CASUALIDAD

Todos, pero todos los locutores cuando tuvimos la etapa de practicantes cometimos uno, dos o más errores. Me paso a mí, a Octavio Ibarra, a Gilberto Cruz, a Mario Lugo, a Víctor Torres, Arnoldo Corrales, Ángel Juárez y Carlos Cota. Decir a todos es a todos.

Una de esas noches, mientras Héctor Islas López practicaba en el turno del locutor Camilo Robles Valdez, este le dijo: Voy a ‘echarme un taco’ con doña ‘nela’, ahí te encargo si hablan, quien sea, diles que estoy en el baño. ¡Quien sea!

Doña Manuela Valenzuela ‘doña nela’, tenía una pequeña ‘fonda’ donde servía comida corrida que preparaba en ollas de barro en una enorme hornilla frente a la plazuela ’27 de septiembre’. La anécdota ocurrió en 1955.

Camilo Robles Valdez salió dejando a aquel principiante en la cabina de radio, pero Camilo había olvidado que esa noche, se iba a llevar a cabo un control remoto desde la Sociedad Mutualista, que estaba ubicada en el edificio que actualmente ocupa el CIE.

Mientras Camilo andaba ‘cenando’, en cabina timbró el teléfono. Era don Pancho Pérez Alvarado. Aquel joven practicante no supo que botón movió de la consola de trasmisión y sin darse cuenta, la conversación pasó integra al aire escuchándose en los miles de aparatos de radio que había ya en el norte de Sinaloa.

‘Bueno, bueno, uno, dos, tres, esta es una prueba de audio, ¿me están oyendo bien en cabina? Preguntó don Pancho Pérez Alvarado.

¿Me están escuchando bien? ¿Quién está en cabina?

‘Soy yo señor’, respondió tímidamente Héctor Islas López

¿Y quién es yo?, dijo tajante don Pancho, ¿dónde esta Camilo? Preguntó iracundo

Héctor acatando la instrucción de Camilo Robles Valdez respondió, ‘Esta en el baño, señor’.

¿Y que está haciendo en el baño, porque dejo la cabina sola? Refunfuñó molesto Pérez Alvarado.

‘Porque está zurrando señor’, respondió ingenuamente Héctor.

La conversación ya había provocado carcajadas en los radioescuchas.

Minutos después llego a la radiodifusora don Pancho Pérez, acompañado por mi tío Chuy Sierra y despidió a Héctor Islas López.

Héctor no se dio por vencido, pero esa historia se las contaré en la próxima entrega.

el joven Héctor Islas López como jardinero del equipo de El Fuerte, Sinaloa en la liga ‘Clemente Grijalva’
El célebre cronista deportivo y locutor hacía sus prácticas en la radiodifusora XECF ‘La voz del valle de El Fuerte’