Tiempos Turbulentos

“Los líderes no nacen de las clases altas, pueden surgir del oscuro rebelde de pueblos olvidados por la civilización”

Los 200 años de la consumación de Independencia, hace inevitable otra perspectiva con un personaje histórico Benito Juárez; destacando por los hombres de estado que le acompañaron. La identidad nacional se basa en una condición social, cultural y territorial; es decir, el sentimiento de pertenencia a una colectividad histórica por sentir lazos que le unen a costumbres y tradiciones.

A los 12 años Benito Pablo de pura sangre zapoteca, sale de Guelatao su visión estaba en Oaxaca. ¿Qué se podría esperar en una época cuyo hábito cotidiano era la guerra civil, las asonadas, el arrebatamiento de los poderes por medio de las armas y donde la palabra indígena era sinónimo de marca del hierro candente?.

Llegó al seminario en 1821, su vocación no era ser clérigo estuvo en el instituto de ciencias/artes para 1828 estudiar jurisprudencia. Son los primeros pasos de un gran estadista y hombre de su época, y si todo esto lo ignoramos, ¿dónde podremos encontrar la confianza en la propia raza, el orgullo que se necesita para levantar obras? Cuando se habla de liderazgo en las universidades se ejemplifica con la vida de empresarios millonarios y se olvidan del gran ejemplo del gigante zapoteca.  A los 25 años inicio su carrera política: regidor del ayuntamiento de Oaxaca, diputado local, juez civil, secretario de gobierno, magistrado del tribunal del estado, miembro del triunvirato ejecutivo de Oaxaca; ministro de justicia y negocios eclesiásticos, diputado federal, gobernador de Oaxaca y presidente de la corte y finalmente presidente de la República.

De seguro que Juárez se preguntaba: ¿Qué es lo que hemos hecho en este país los mexicanos? dejamos perecer a hidalgo, el varón fuerte, justo y laborioso; a Morelos, el vidente; el heroico. Él fue un patriota valiente y abnegado, proyectó leyes de reforma, se destacó en toda su trayectoria militar y política por su energía y tenacidad. ¿Cómo podremos creer en nosotros mismos, si comenzamos negando nuestras raíces y vivimos en el servilismo de imaginar que todo lo que es cultura ha de tener etiqueta de importación reciente?, no sabemos ligar el ayer con el presente y ni siquiera los esfuerzos todos de una época juarista en que la patria se vio amenazada en 1859; al iniciar la guerra de reforma, provocada por las fuerzas liberales y conservadoras: la patria se hallaba sangrante por esta conmoción social de carácter fratricida. El benemérito ordenó la suspensión del pago de la deuda pública, en defensa de los intereses de la patria. Francia, Inglaterra y España, potencias mundiales de su época, reunidas en la convención tripartita de 1860 determinaron la intervención armada en México. Inglaterra y España rectificaron su error y se abstuvieron de manchar sus pabellones con el estigma infame de la intervención. Francia, debido a la política ambiciosa de su embajador napoleón III, conservó su arrogancia y actitud de ataque, dando origen a la epopeya y de actos sublimes como, el glorioso Cinco de Mayo.

El indio de Guelatao es el constructor del México moderno. Pero no lo supimos imitar en sus austeras disciplinas ni a Ocampo, ni a Lerdo y todas las libertades que ellos nos conquistaron. Y así nos pasamos el siglo XX, de caudillaje en caudillaje, de cacique en cacique; gobernados por la violencia y corrompidos por la avaricia, todo esto hay que decirlo en las universidades, para ver si el asco de nosotros mismos nos lleva alguna vez a consumar un cambio a la altura del estadista, Juárez. Nada importa titularse liberal o conservador, de derecha o de izquierda, lo que interesa es distinguir al que sabe del que no sabe, al que edifica del que derrumba, al que crea del que destruye. Lo que importa es condenar a los que no hacen y a los que nada intenta. La historia olvida las palabras, pero atiende a la magia de las obras.  Al benemérito de las Américas se debió una conquista institucional, relativa a la forma de su gobierno, que cesó de provocar guerras civiles. Es innegable, asimismo, que Juárez se reveló como habilísimo político, dominador de las más difíciles situaciones y de los más susceptibles, inquietos y rebeldes políticos.

El símbolo de la legalidad, cuando ser licenciado para ejercer el derecho, la jurisprudencia, equivalía a ser la ley con vida, esencia, rectitud, vocación, con la pasión de los héroes sociales que México clama a gritos de angustia y desesperación, imitemos a Juárez. Les convoco a poner a prueba su rectitud, su dignidad invicta, a señalar a los corruptos con el índice de la verdad y la ley para limpiar de lacras, de Miramón y Mejía, a la patria del luchador incansable, para mandar, de nuevo, a todos los traidores, al Cerro de las Campanas.

Pd: El proyecto de nación emprendido por AMLO es una cuarta transformación que no para nadie, surge de un despertar cívico electoral en 2018 por el hartazgo de impunidad y corrupción, reflejado en frivolidad y cinismo. Rubén Rocha Moya tiene el compromiso de conformar equipo con los mejores hombres y mujeres para cumplir la expectativa de justicia social en Sinaloa; los alcaldes no están exentos de tal responsabilidad, para estar en la misma sintonía. Padre de familia que nadie aplaste tu dignidad, falta mucho por hacer y no basta un solo Hombre…