En diversos discursos y entrevistas Luis Donaldo Colosio Riojas, alcalde de Monterrey, ha dicho que perdona a los cobardes que le arrebataron la vida a su padre y que no se va a envenenar el alma con el rencor. “Mi venganza será mi perdón”, dijo desde Lomas Taurinas, el barrio de Tijuana donde ultimaron a su progenitor en plena campaña presidencial.
Pero el daño, más allá del dolor de un hijo, fue a la sociedad mexicana, a su voluntad y a la historia del país. Más que un asunto de venganza es un asunto de justicia porque todo el mundo sabe que los matones de Luis Donaldo Colosio siguen vivos e impunes y que lo asesinaron porque enarbolaba un proyecto de nación para la gente, y no para los intereses de un modelo que, como ya sabemos, entregó a grupos poderosamente económicos nuestros recursos.
Por eso lo que debe representar Luis Donaldo Colosio Riojas, no es propiamente la circunstancia filial de la pérdida de su padre, sino sus ideales, motivo central por el que le arrebataron la vida.
Los ideales de Luis Donaldo Colosio Murrieta representan aun la esperanza de un país, de su gente, por eso el sentimiento y la indignación por su muerte no pertenece estrictamente a un hijo, sino a millones de mexicanos. Aquí, ciertamente, no se trata de sed de venganza, sino sed de justicia que debe materializarse en la construcción de un proyecto político que reivindique un pensamiento más que nunca vigente.
Efectivamente, México ocupa que los pobres sean primero, pero no los únicos en una visión caudillista; el país necesita desarrollo con equilibrio, con democracia, pluralidad y armonía entre sus diversos sectores, y expulsar del servicio público y de los propios partidos políticos a los ladrones y corruptos que han desviado el dinero de la gente a sus bolsillos.
El país ocupa no un guía moral y centralista, sino a un constitucionalista y federalista. A un verdadero republicano. Mexicanos honestos capaces de unir y no de dividir, de compartir el poder en la decisión consensuada y, en consecuencia, de generar responsabilidades civilizadas en el acuerdo y el desacuerdo.
Ocupamos en suma que la sensatez democrática se instale en la Presidencia de la República para que una nueva cultura política, centrada en la capacidad y la transparencia para el servicio público, sea la que impere.
Aquí, en este punto, es justamente donde se cruzan las coordenadas del tiempo y el espacio; donde la madurez de un proceso emerge para, de manera natural, extender y mostrar lo acumulado durante años, sin que necesariamente su construcción se haya dado con propósitos planeados o premeditados.
Por eso hoy, la génesis y el desarrollo personal de Luis Donaldo Colosio Riojas, se topa con la historia, con su propia historia y la del país, con la encrucijada fundamental de seguir la trayectoria de su padre, de encarnarlo y de retomar el punto central de lo que han sido sus ideales.
Por eso, es imposible pensar la carrera política del joven Colosio en vía paralela a la de su progenitor y sin enfrentar la realidad de los que estuvieron detrás del magnicidio. Darle la vuelta a la página del odio y el envenenamiento es una buena señal, pero tampoco se trata de eludir la historia, los ideales y mucho menos darle la espalda al México con hambre y sed de justicia.
Sin esta arista neurálgica, la carrera del joven alcalde de Monterrey no tendría sentido. Pero hay que decirlo: Si alguien encarna con legitimidad en todos los sentidos, en ideas y principios, al mal logrado Luis Donaldo Colosio Murrieta, es justamente su hijo.
En la lógica anterior, la historia, la figura y el pensamiento de Luis Donaldo Colosio Riojas está por encima del ejercicio de la política partidista actual, incluyendo al propio partido de Movimiento Ciudadano de quien fue candidato y hoy alcalde de Monterrey. Si alguien conoce muy bien lo anterior es el senador Dante Delgado, fundador y jefe político de este partido.
Ni el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, ni el gobernador de Nuevo León, Samuel García, ambos de MC, serían tan aceptados en el país, en una eventual candidatura a la Presidencia de la República, como Luis Donaldo Colosio Riojas. Sería en este momento muy prematuro pensar que como candidato ganaría la Presidencia de la República, pero prever, a través de sondeos, que si hoy fueran las elecciones obtendría el porcentaje necesario para competir e incluso para ganar.
A continuación, se rescata un reciente sondeo de opinión que muestra resultados y porcentajes con una marcada tendencia a favor del joven Colosio:
La casa encuestadora C&E Research, en su último sondeo de opinión obtuvo porcentajes muy interesantes. El ejercicio contempla a Claudia Sheinbaum como candidata de MORENA, PVEM y PT con un 39%; a Miguel Ángel Osorio Chong por PRI, PAN y PRD con un 20% y a Luis Donaldo Colosio Riojas solo por Movimiento Ciudadano con un 50 por ciento.
Antes, la misma encuesta midió a los favoritos por partido y Marcelo Ebrard por MORENA resultó con un 39%; Ricardo Anaya por el PAN con 34%; Enrique de la Madrid por el PRI con 26% y Luis Donaldo Colosio Riojas por MC con 50%.
En el caso igualmente de una medición interna en Movimiento Ciudadano, Colosio Riojas se impone sobre Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco, y Samuel García, gobernador de Nuevo León.
Es cierto que la historia de la sucesión presidencial apenas se está escribiendo, pero ya despuntan escenarios de cómo la gente percibe a los protagonistas más importantes y, sin duda, en los diversos ejercicios de opinión, Luis Donaldo Colosio Riojas seguirá apareciendo con números competitivos.
Lo anterior significa simple y sencillamente que el nombre del joven alcalde de Monterrey ya es considerado entre los presidenciables sin siquiera, de su parte, manifestar abiertamente sus aspiraciones.
Es decir, si en esta condición aparece por encima de aspirantes con posibilidades de ser candidatos, habría qué imaginar el ánimo que despertaría en la gente a la hora de un eventual destape. Y esto apenas empieza.
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