Tal parece que en la vida, el destino, la suerte o la fatalidad, puede tomar el control de cada uno de nosotros y hacernos presa de su voluntad, buena o mala, sin que haya forma de poder zafarnos. Las tragedias ocurren a diario y hay quienes quedan marcados por ellas en forma inevitable y para siempre.
Así como los accidentes tienen consecuencias inesperadas, ocurren sucesos, como ciertos padecimientos o enfermedades, que también nos arrastran en sus consecuencias, sin que haya forma de evitarlo. Sin embargo, algo que nos distingue como seres humanos es la capacidad para levantarnos de las caídas, reponernos del tropiezo, a veces solos, pero en muchas ocasiones, surge el apoyo y la cooperación de muchos para socorrer sobre todo al más desvalido.
En esos misteriosos vaivenes de la vida, damos cuenta del caso de las hermanas; Liliana, de 55 años; Ramona, de 57, y Nancy Cristina, de 45, las tres de apellido Estrada Arce.
El periodista y escritor Gilberto Vega Zayas recopiló la información acerca de la situación en la que viven en una de las colonias marginales de la ciudad de Los Mochis, y donde por más de 20 años han venido padeciendo de los estragos de ese destino fatal del que hablamos en las primeras líneas.
Ramona desde pequeña ha padecido ataques epilépticos; se arrastraba para trasladarse de un rincón de su casa a otro, y con la ayuda de sus hermanas es que podían sentarla. Hoy ya los estragos de esos ataques de epilepsia le afectaron su vista a grado tal que un desafortunado día tratando de apoyarse en una silla, sufrió una caída que le fracturó la columna. Y pese a que ya la han operado, solamente con la ayuda de su hermana Liliana, es que se puede sentar ocasionalmente en su cama. Tiene una Escara en el coxis, que son heridas abiertas que dejan al descubierto carne o hueso. La tratan para ello con una pomada llamada Sufrexal que por cierto no han podido comprar recientemente y que tiene un costo de alrededor de 800 pesos.
Nancy Cristina, cuando tenía 24 años, cayó de la azotea de su casa cuando tendía ropa y se enredó con su propio vestido. Hoy tiene 45 años. Tiene dañadas la quinta y sexta cervical y no puede caminar absolutamente nada, únicamente puede mover sus manos, depende de una sonda para sus necesidades urinarias y ocupa con urgencia una cánula para traqueostomía, misma que no ha podido cambiar desde hace varios meses, cuando se debe cambiar de manera constante, pues tiene un costo alrededor de 5 mil pesos. Recientemente ha venido enfrentando problemas de alta temperatura y requiere análisis de sus riñones.
Liliana, quien se ha encargado del sustento familiar y se ha hecho cargo completamente de sus hermanas desde que falleció su madre hace un año por Covid-19, tuvo que dejar su empleo como ayudante de enfermería; hoy trabaja ocasionalmente y cuando puede, con un dentista.
Actualmente Nancy Cristina cuenta desde el año pasado, con apoyo de la Secretaría de Bienestar y el de Ramona está en trámite, pero nunca es suficiente cualquier apoyo por el cúmulo de necesidades que requiere esta familia. Algunas personas de buen corazón las han ayudado, realizando eventos como shower médicos, pero las necesidades son permanentes y no acaban.
Es por ello que apelando a la ayuda humanitaria de gente bondadosa y de buen corazón, se está solicitando el apoyo, ya sea en especie o monetario, para atenuar un poco su infortunio. Lo que se busca es atenuar un poco la vida de sufrimiento que llevan.
Las hermanas Estrada Arce necesitan ayuda, ¿Cómo podemos ayudarlas?, se requiere de pañales Depend nocturno, pañales predoblados, clonazepam gotas de 2 mgs., butilhiosina, omeprazol, difenidol, salbutamol en spray, cintas microporo, paracetamol de 500 mgs., cánula de silicón número 7 para traqueostomía, guantes, toallitas húmedas, gasas, guantes, toallas húmedas, despensa y en efectivo, cualquier donativo se agradece.
Pueden depositar a la cuenta de Bancomer número 4152 3137 9626 4328; o Banamex con número 5256 7823 8296 3497 a nombre de Liliana Estrada Arce, o comunicarse al teléfono 668 111 9833.
Más Historias
“Japama está peor que nunca”; ni sus trabajadores se salvan de sus abusos
Hace falta mayor cultura del masaje, porque no todos tienen “final feliz”
Acusan a alcalde de negarse a pagar pensión a viudas de policías