“Acarreados” y “vendidos”, fue lo mínimo que les gritaron quienes veían pasar el contingente de personas y la fila de vehículos que marcharon por la calle Leyva, en apoyo de la instalación de la planta de amoníaco en Topolobampo.
Y es que la gente no se tragó el cuento de que se trató de una manifestación en pro de la industrialización del municipio, sino que trataron de demostrar un apoyo que no tiene ni la planta, ni la empresa GPO.
Algunas de las personas que trajeron de comunidades como El Guayabo, San Miguel, Nuevo San Miguel, Compuertas y otras más, se encargaron de desenmascarar a los organizadores, como la síndica “Chuyita” Castro, a quien señalaron de haber sido quien organizó el “acarreo”.
“Ni una botella de agua nos dieron”, dijeron unas mujeres que se quejaron del trato que les dieron, además de que algunas ni siquiera sabían a lo que venían. Otras reconocieron que les dieron una despensa y 200 pesos.
Algunas de las leyendas que exhibieron quienes participaron en la marcha, unos a pie y otros a bordo de vehículos y camiones eran, “Consolidar la agricultura”, “Fomentar el desarrollo”, “Proteger la vida marina”, “Detonar el turismo”.
Los dirigentes de Canacintra y de la Asociación de Agricultores, Héctor Ibarra Flores y Cesar Galaviz Lugo, cabezas visibles de esta manifestación, insistieron que el objetivo principal de la marcha era promover la llegada de nuevas inversiones.
En la caravana de vehículos que circuló detrás de la marcha se veían desde camiones de Grupo CALSA, hasta taxis, camiones urbanos, unidades afiliadas a la CNOP, autobuses empresariales, unidades pertenecientes a módulos de riego y vehículos particulares.
Algunas personas cuestionaron de nuevo la mentira y la intención de engañar por parte de GPO y sus promotores, al simular un apoyo que nunca han tenido. ¿qué sigue? -cuestionaron-, porque ya compraron conciencias, torcieron una consulta, amenazaron gente, han gastado millones en publicidad y medios, y ahora quieren hacer creer que la gente está con ellos.
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