Oro blanco para los mexicanos

En 2019 se dio la noticia de que había sido encontrado uno de los yacimientos más grandes de litio a nivel internacional, ubicado en Sonora.

El impacto del descubrimiento de este yacimiento fue tanto, que la firma internacional Mining Technology calificó al proyecto como el más importante en la industria del mineral.

El Litio se ha convertido en un producto muy cotizado en el mercado internacional; es considerado el “nuevo petróleo” u “oro blanco” y se calcula que su precio y producción crezca 3 veces para el 2030. Se trata de un recurso cada vez más valioso, pues se emplea para la fabricación de baterías de la mayoría de los equipos electrónicos, desde un auto hasta un celular. También se utiliza para producir cerámica, medicamentos antidepresivos y es un insumo básico de la industria nuclear.

En total, hoy en México hay 36 proyectos mineros de litio, todos ellos financiados con capital extranjero y controlados por 10 empresas. En el yacimiento en Sonora, por ejemplo, su explotación y comercialización, pertenece a la compañía británica Bacanora Lithium y la china Ganfeng Lithium. Pero sólo el yacimiento de Sonora y otros 7 han invertido en labores de explotación y exploración. Los demás han especulado con su precio.

México es un país rico en recursos naturales que ha visto cómo las empresas privadas y extranjeras se benefician del extractivismo, entre otras cosas por una Ley Minera muy ventajosa para sus intereses y no para el pueblo mexicano. Además, es un sector concentrado en pocas manos y con una influencia política considerable.

Por eso, con la Reforma Eléctrica el Gobierno mexicano busca considerar el litio como “un área estratégica del Estado”; es decir, que sea propiedad del Estado mexicano y sea sólo su facultad explotar los yacimientos de este metal; condición que ya tienen el petróleo y la electricidad. Con esto, se establecería que este mineral no podrá ser concesionado a particulares – con excepción de las concesiones vigentes – bajo el argumento de su importancia estratégica para la transición energética del país.

En ese sentido el Presidente López Obrador ha sido claro en la necesidad de regular de esta manera el litio al declarar que “se sabe que México tiene suficiente litio y esto nos permite, sobre todo pensando en las nuevas generaciones, dejar a los mexicanos este recurso para el desarrollo de México”. El tema vuelve a ser los recursos nacionales al servicio de las y los mexicanos.

Para eso nuestra secretaria de Economía, Tatiana Clouthier ha dicho que no sólo se trata de la extracción del litio, sino que el gobierno mexicano está buscando cómo diseñar un proyecto integral para que México se inserte exitosamente en una cadena de valor.

Lo que se busca con la regulación de este mineral es asegurar su enorme potencial y riqueza para nuestros hijos e hijas. Como en otros lugares del mundo, la regulación está siendo impulsada por los gobiernos, consciente y proactivo en cuanto a la complejidad de su extracción.

De nuevo, no se busca expropiar a las compañías sino más bien, “regular, adaptar y actualizar” los contratos que existen. Eso sentará bases fuertes para que, en un futuro, México pueda tener una industria propia.